Chic@s hemos estado hablando en clase sobre la Crisis de los Misiles en Cuba, durante la Guerra Fría, y casualmente he encontrado en TVE (que cumple el 50 aniversario) un reportaje de la época titulado"LA CRISIS DE LOS MISILES (1962)"
viernes, 27 de marzo de 2009
Crisis de los misiles en Cuba (1962)
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Etiquetas: Tema 13 (Guerra Fría)
lunes, 23 de marzo de 2009
Novelas de espías
(1971) El día del Chacal. [La caza del asesino más buscado]; (1972) Odessa [A la captura de un mando de la SS muchos años después del fin de la II GM]; (1984) El Cuarto Protocolo [Amenaza terrorista en la Inglaterra de la Guerra Fría]; (1996) El Manifiesto Negro [Ambientada en la era post comunista en la URSS]
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Etiquetas: Tema 13 (Guerra Fría)
Juegos de Guerra. La Guerra Fría
Espero que le dediquéis unos minutos, no más de cinco, y así podamos comentarlo a lo largo que estudiamos la Guerra Fría y la política de bloques.
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Etiquetas: Tema 13 (Guerra Fría)
viernes, 20 de marzo de 2009
Los Juicios de Núremberg
En clase hemos estudiado algo sobre los Juicios de Núremberg y casualmente el 20 de marzo de 2009 el diario El Pais publica:
Desvelado el contenido de las cartas personales del acusador británico en los juicios de Núremberg.
"El viernes por la mañana creo que mi interrogatorio a Goering fue muy bien", escribió Fyfe en referencia al jefe nazi. "Todo el mundo estaba encantado. [El jefe de la acusación de EE UU, Robert H.] Jackson no sólo no ha causado buena impresión, sino que ha dado más argumentos al niño gordo. Creo que yo le he dado para el pelo".
El nieto de Fyfe, Tom Blackmore, descubrió en 1999 las cartas de su abuelo, que creía perdidas, en la caja fuerte de un letrado de Londres. Entonces empezó a transcribirlas y ordenarlas.
"En marzo de 1946 el interrogatorio de Maxwell Fyfe a Goering en Nuremberg empezó a arrojar luz sobre la culpabilidad de los líderes del Tercer Reich", señala Blackmore. Allen Packwood, director del Churchill Archives Centre, afirma que aunque las transcripciones del proceso están publicadas, las cartas ofrecen nuevas perspectivas sobre los pensamientos privados de uno de los protagonistas de Núremberg. "Lo que hacen las cartas privadas es profundizar en algunas de las personalidades y personajes implicados en esos importantes momentos", señaló.
"Es consciente de que está viviendo un momento histórico. Se le encargó el contrainterrogatorio de Goering en lo que, para él, era un momento de todo o nada. Sabe que si todo va bien ello tendrá implicaciones en su propia carrera". Así fue: Maxwell Fyfe tuvo una carrera política de éxito y fue esencial en la redacción de la Convención Europea de los Derechos Humanos.
Goering fue sentenciado a la pena de muerte (algo que según Packwood hubiera ocurrido con o sin Maxwell Fyfe) pero se envenenó a sí mismo en su celda horas antes de la hora fijada para su ejecución.
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Etiquetas: Tema 12 (II WW)
El documento y el historiador
Certifiq[ue] jo, Mauricio Segarra, not[ari] síndic de la Parroquial del Gloriós S[an]t Joan del Mercat, com havent anat de orde dels S[enyo]rs Jurats de la p[rese]nt ciutat en lo p[rese]nt any a pendre el manifest de tots los caps de casses, exceptant los pobres que la dita parròquia els dóna caritat, així los que habiten disn la p[rese]nt ciutat com fora de aquella, […]. Se ha trobat habiten totes les perçones i caps de casses inmediate següents:
Mercat, començant per la part del
Trenc a les botiques.
Anna Maria Ximénes i de Llobregat, viuda.
Jaume Vidal, corder
Miquel Carreres, toñiner
Pere Calvell, toñiner
Lorens Gomet, toñiner
Nicolau Vinaròs, botiquer
Martí Amburo, botiquer
Vicent Tarin, botiquer
Franc[esc] Serdà, botiquer
Françés Segot, botiquer
Juan Yñigo, botiquer
Pere Pau Gonebrossa, botiquer
Mateu Carrillo, adroguer
Vicent Garcia, adroguer
Issabet Juan Galindo, viuda, botiguera
Pere Juan Oromi, botiquer
Gaspar Miralles, botiquer
Joan Batiste Soler, botiquer
Pedro Juste, botiquer
Joan Garcia, botiquer
Geroni Vinyals, botiquer
Agostí Cubells, botiquer
Françés Robres, espardenyer
Miquel d’Urutia, especier
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Etiquetas: Tema 01
La fotografía como fuente para el conocimiento histórico
Torres y Puente de Serranos (1900)
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Etiquetas: Tema 01
martes, 17 de marzo de 2009
Absolutismo Monárquico
Abarcó los siglos XVI, XVII, XVIII y la primera mitad del XIX, cuando las revoluciones burguesas de 1820, 1830 y 1848 acabaron con la Restauración del Congreso de Viena. Como excepción a esta caducidad del absolutismo se debe citar al Imperio Ruso, donde los zares mantuvieron su práctica hasta la Revolución Bolchevique de 1917.
Las principales características del absolutismo fueron el rey único, vitalicio, hereditario y teocrático lo que hacía que el monarca dictara todas las leyes de acuerdo a sus intereses y la de los nobles, que estaban para aconsejar al rey en sus decisiones aunque éste siempre tenía la última palabra; el rey manejaba los hilos de la iglesia y era el jefe temporal, lo que quiere decir que manejaba la parte administrativa y todo lo que tiene que ver con sus riquezas, mientras que la parte de la fe y la creencia religiosa eran atribuidos al clero; se practicaba una economía mercantilista en donde todo estaba respaldado en metales como el oro y la plata siendo este sistema responsable por las miserias que azotarían Europa luego y que serán cambiados por sistemas más liberales, y a su vez muy controlada para así poder cobrar los impuestos necesarios para poder mantener la acomodada vida del rey y los nobles en el Palacio de Versalles en el caso de Francia con todas sus fiestas y más de un centenar de habitaciones. En cuanto a la sociedad, ésta es estamentada.
Este régimen, para poder funcionar y asegurar su continuidad, debe contar con un ejército que apoye incondicionalmente al rey y para a su vez apoyar y mantener el sistema monárquico en orden y controlar cualquier tipo de revueltas contra éste, una burocracia con ministros y funcionarios públicos a cargo que la hagan funcionar correctamente para que así se mantenga el poder monárquico, un grupo de embajadores que se encargaban de los tratados comerciales, de guerra, y matrimoniales ya que todos los reyes europeos se casaban entre ellos para asegurar las coronas reales y estos casamientos siendo pura y exclusivamente por interés, un sistema tributario fuerte que pueda mantener en pie todos los gastos del Estado y del monarca, así como también la flota, el ejército y la burocracia.
En resumen, el objetivo del absolutismo es la concentración del poder del estado y monopolio de la autoridad en la persona del rey.
Por el contrario, según Perry Anderson, "el estado absolutista nunca fue el árbitro entre la aristocracia y la burguesía, ni mucho menos, un instrumento en la naciente burguesía contra la aristocracia". El absolutismo fue en su esencia, según este historiador, un aparato reorganizado y potenciado de dominio feudal. Fue el nuevo instrumento de una nobleza amenazada que le permitió seguir ostentando el dominio del poder político y mantener a las masas campesinas en la base de la jerarquía social y a la burguesía emergente apartadas del gobierno. Paradojalmente, dice el autor, si bien el estado absolutista fue un instrumento para la protección de la propiedad y los privilegios de la aristocracia feudal, los medios que empleó favorecieron simultáneamente los intereses básicos de las nacientes clases mercantiles y manufactureras, posibilitando el desarrollo del de las estructuras capitalistas.
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Etiquetas: Tema 02 (Antiguo Régimen)
lunes, 16 de marzo de 2009
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Etiquetas: Tema 03 (Rev. Industrial)
La Sociedad Estamental
Cada estamento se correspondía con un estrato o grupo definido por un común estilo de vida y análoga función social. Era impermeable, es decir, sus miembros no podían mudar de condición.
Jurídicamente era desigual. Cada una de las personas que lo componía era portadora o no de privilegios, en función de su pertenencia a una u otra categoría. Los privilegios consistían en la exención de obligaciones (impuestos) y el derecho a ventajas exclusivas.
Había un estamento privilegiado en el que se incluían la nobleza y el clero y otro no privilegiado que englobaba en su seno al resto de los estratos sociales: burgueses, artesanos, campesinos y grupos marginales.
Al estamento privilegiado se accedía (salvo en el caso del clero) por nacimiento o por concesión especial del monarca. A partir del siglo XVII cada vez se hizo más corriente que individuos burgueses alcanzaran el ennoblecimiento mediante la compra de títulos al monarca.
Campesina
La rígida sociedad estamental entró en crisis a raíz de los cambios que fueron produciéndose a lo largo del siglo XVIII, que llevaron consigo el fortalecimiento de una burguesía rectora de gran parte de la economía.
No conforme sin embargo con su opulencia económica los burgueses fueron reivindicando también derechos políticos y prestigio social, algo que no estaban dispuestos a conceder los privilegiados. Esa discriminación empujará a la burguesía en ascenso hacia la acción revolucionaria cuyo objetivo será la destrucción de los privilegios feudales.
A finales del siglo las contradicciones del sistema estamental se hicieron cada vez más patentes. Esto sucedió de manera especial en Francia, donde en 1789 estalló una revolución que abrió paso a otros tantos procesos que fueron dessarrollándose a lo largo del siglo XIX e implicaron el fin del sistema feudal. Sobre las ruinas de la sociedad del Antiguo Régimen se erigió la sociedad capitalista.
Texto de: Claseshistoria.com
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Etiquetas: Tema 02 (Antiguo Régimen)
El Movimiento Obrero
Las primeras manifestaciones del movimiento obrero se plasmaron en el ludismo (destrucción de máquinas) a las cuales se las responsabilizaba de la pérdida de la capacidad adquisitiva del pequeño artesano. Éste término proviene del obrero inglés Ned Ludd, que en 1779 destruyó un telar mecánico. Sin embargo, los obreros se dieron cuenta de que no era la máquina su enemiga sino el uso que de esta se hacía, fue entonces cuando dichos obreros comenzaron a dirigir sus quejas a los empresarios. Así nació el sindicalismo, entendido como un movimiento de resistencia contra el capital.
La reacción del gobierno inglés fue prohibir cualquier tipo de asociación obrera. Parte de la historia del movimiento obrero ha estado marcada por la persecución y la clandestinidad.
En los primeros decenios de la industrialización se produjo una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores:
- Aumento de la jornada laboral.
- Reducción salarial.
- Generalización del trabajo infantil.
- Negación ante la ayuda económica para enfermedades, paro forzoso o vejez.
Por todo esto se crearon los sindicatos en los que se reunía la gente trabajadora de un mismo oficio para defender sus reivindicaciones mediante huelgas. Constituían sociedades de ayuda mutua, las cuales disponían de cajas comunes con capital proveniente de las cuotas de los asociados.
En 1834 se formó la Great Trade Union (unión de sindicatos de oficios) en las que las cuotas de afiliación para posibles nuevos socios eran demasiado elevadas.
El sindicalismo británico optó, en sus orígenes, por las reivindicaciones económicas, sin adherirse a ideales políticos revolucionarios.
Durante las décadas de 1830 y 1840 se fundaron asociaciones obreras en los países del continente europeo, entre los que se encontraban Alemania, Francia, España y Bélgica.
Este movimiento obrero se manifestó en la mayoría de países industrializados mediante otras organizaciones, ej: cooperativas.
En los años 1838 y 1848, el movimiento obrero británico pasó a la acción política utilizando el cartismo (consistió en un movimiento en Inglaterra que trató de presionar al parlamento mediante la recogida de firmas en apoyo a determinadas cartas donde se reivindicaban ciertos derechos. En una de ellas, concretamente en el año 1838, se definía un programa democrático basado en el sufragio universal masculino). El cartismo organizó huelgas, pero el movimiento fracasó a causa de la represión, de las divisiones internas y la derrota de la revolución de 1848 en Europa.
Los obreros se reunieron en organizaciones republicanas y de izquierdas a favor del sufragio universal masculino. Después de aquella revolución, las doctrinas socialistas empezaron a crear partidos de clase, de carácter exclusivamente obrero.
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Etiquetas: Tema 05 (Mov. Obrero)
La Francia del XIX y l'affair Dreyfus
El proceso contra Dreyfus
Dreyfus, un capitán de artillería de origen judío asignado al Estado Mayor General de París, fue acusado de traición en 1893. Concretamente, se le imputaba el haber escrito un bordereau ("lista" en francés) con una relación de documentos militares secretos del gobierno francés, que pretendía enviar a la embajada alemana en París. Un tribunal militar le declaró culpable en 1894; fue degradado y se le trasladó a la isla del Diablo, en la que debía permanecer prisionero durante el resto de su vida. Dos años después del juicio, en 1896, el teniente coronel George Picquart, jefe de la inteligencia militar francesa en esos momentos, descubrió pruebas que revelaban que el verdadero autor del bordereau sobre el que se articulaba la traición, atribuido a Dreyfus, era un oficial de infantería francés, el comandante Marie Charles Esterházy. Los superiores de Picquart le obligaron a guardar silencio y le relevaron del servicio activo. Al mismo tiempo, familiares y amigos de Dreyfus descubrieron pruebas similares de la implicación de este comandante. El ejército, a fin de evitar un escándalo, sometió a Esterházy al juicio de un tribunal militar, pero fue absuelto a principios de 1898. En agosto de este mismo año, el teniente coronel Hubert Joseph Henry confesó que, como sucesor de Picquart en la jefatura de la inteligencia militar, había falsificado documentos que implicaban a Dreyfus, tras lo cual fue arrestado y se suicidó en su celda. Esterházy fue expulsado del ejército y, tras abandonar Francia, se estableció en Inglaterra.
Señalado con una flecha el capitán Alfred Dreyfus.
En 1899, el caso Dreyfus fue llevado ante la Cour de Cassation (Tribunal de Apelación), que ordenó celebrar un nuevo juicio. En este segundo proceso se volvió a declarar culpable al militar judío, pero su condena quedó reducida a diez años de prisión. Diez días después, un nuevo gobierno, más progresista, encabezado por Pierre Waldeck-Rousseau y con Émile Loubet como presidente, anuló el veredicto y otorgó el perdón a Dreyfus. Fue totalmente rehabilitado siete años después, en 1906, gracias a una sentencia del Tribunal de Apelación; el ejército le readmitió con la graduación de comandante y le concedió la Legión de Honor. Sirvió en la I Guerra Mundial como teniente coronel. Con respecto a los demás implicados en el caso, Esterházy permaneció en Inglaterra y confesó haber sido un espía alemán a finales de 1899; Picquart, su acusador, fue restituido en su puesto, ascendido a general y nombrado ministro de Guerra del gabinete presidido por Georges Clemenceau.
El caso Dreyfus fue el detonante que originó la explosión social y política de la inestable Francia de finales del siglo XIX. Los grupos extremistas de la derecha y la izquierda utilizaron este suceso para demostrar su descontento ante el orden imperante. Cuando se declaró a Dreyfus culpable en su primer consejo de guerra, las poderosas fuerzas antisemitas de esa época, arraigadas especialmente en el ejército francés, desencadenaron una ola de propaganda contra los judíos. En un principio, el sector liberal del pueblo francés permaneció en silencio ante la aparente culpabilidad de Dreyfus. Sin embargo, no fue ésta su actitud tras el descubrimiento de las pruebas contra Esterházy, la destitución de Picquart, su acusador, y la posterior absolución de aquél. Estas evidentes injusticias provocaron protestas generalizadas y el caso Dreyfus no tardó en convertirse en la cuestión pública más importante de Francia. La derecha, el ejército y la Iglesia católica apoyaron el veredicto del tribunal militar. Los liberales y numerosos intelectuales, encabezados por el novelista Anatole France y por el poeta y ensayista Charles Péguy, lo denunciaron.
El novelista Émile Zola publicó una exaltada carta en el periódico parisino L'Aurore en enero de 1898, titulada J'accuse ("Yo acuso"). La valerosa denuncia que realizó Zola de las autoridades militares y civiles, a las que acusó de haber mentido, le acarreó ser juzgado por libelo y condenado a pagar una multa y pasar un año en prisión. Sin embargo, Zola huyó a Inglaterra y, durante su breve y voluntario exilio, el juicio y la amplia publicidad que se dio a esta polémica hicieron del caso Dreyfus un tema de interés mundial.
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Etiquetas: Tema 06 (Las potencias Europeas)
La Inglaterra Victoriana y Sherlock Holmes (II)
Los Seis Napoleones.
La duda final, si no conociésemos la honorabilidad de Holmes, sería si la perla entra definitivamente o sólo temporalmente en la caja fuerte de Holmes, ya que el detetive no menciona la intención de devolvérsela a su propietario ni se la entrega al inspector Lestrade.
"Collier's" fue el primero en publicar este relato, en abril de 1904, y "The Strand" lo hizo en mayo del mismo año, para el público británico.
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Etiquetas: Tema 06 (Las potencias Europeas)
La Inglaterra Victoriana y Sherlock Holmes
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viernes, 13 de marzo de 2009
Los mapas y planos como recurso didáctico
Como en otros archivos -Archivo de la Corona de Aragón, General de Simancas, Histórico Nacional, Indias, Diputación de Valencia, etc.-(1), en el Archivo del Reino de Valencia, se han ido separando durante años los mapas y planos que aparecían insertos entre los expedientes de diversas secciones, a fin de mejorar su estado de conservación. Hoy reúne un total de 537 piezas, que abarcan los siglos XV-XX. La colección se halla en continuo crecimiento pues no se ha hecho una búsqueda sistemática. Los nuevos planos son incorporados a medida que se describen fondos o se investiga sobre ellos.
En las últimas décadas ha crecido extraordinariamente el interés por las investigaciones históricas centradas en la evolución del territorio. No son pocos los profesores, investigadores e instituciones que han hecho uso de la colección de mapas y planos del Archivo del Reino para realizar, completar e ilustrar sus estudios (Vicenç Rosselló, Alfredo Faus, Jorge Hermosilla, Enric Guinot, Miguel del Rey) (2). Así los mapas y planos antiguos, más allá de su contenido más explícito como representación de un espacio en una determinada época, se convierten, como veremos, en una fuente primordial para los estudios de: Historia agraria; Historia urbana; Evolución del paisaje; Evolución del territorio, de los municipios y las comarcas; Arquitectura civil, militar, religiosa; Toponimia; Sistemas de riego, de canalización y abastecimiento de aguas.
Fragmento del mapa ARV. Mapas y Planos, núm. 359
(1) AA.VV. Catálogo de mapas y planos de la sección nobleza del Archivo Histórico. Madrid, 2001; AA.VV. Mapas, planos y dibujos de Baleares, Cataluña y Valencia en el Archivo de Simancas, Valladolid. Universidad de Valladolid, 1978; Ana María Feijóo Casado. Colección de planos y dibujos de la Real Chancillería de Valladolid. Valladolid (1999); Ángeles Arribas, María Concepción Alvarez Terán. Mapas, planos y dibujos de ciencia técnica en el Archivo de Simancas, Valladolid, 1979; Arxiu del Regne de València, Catálogo de mapas, planos y dibujos, València, Conselleria de Cultura, Edcació i Ciència, 2000. (CD-ROM); Mª Luz Rodríguez Olivares. Archivo de la Corona de Aragón. Mapas y planos (siglos XV-XX). Catálogo e imágenes. Madrid, 2000 (CD-ROM)
(2) Faus Prieto, Alfredo. Mapistes. Cartografia i agrimensura a la València del segle XVIII. Alfons el Magnànim. Valencia. 1995. Hermosilla Pla, Jorge. El aprovechamiento de los recursos hídricos en la Hoya de Buñol-Chiva. Buñol (Valencia). Instituto de Estudios Comarcales Hoya de Buñol-Chiva. 1996; Guinot, Enric (coord). La Real Acequia de Moncada. Conselleria d'Agricultura, Peixca i Alimentació. Valencia. 1999; Miguel del Rey. Alqueries: paisatge i arquitectura en l'horta. Valencia. 2003
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Etiquetas: Tema 01
Resumen de las CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA
Durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), Francia se hallaba bajo el dominio de una monarquía absolutista, el poder de rey y de la nobleza era la base de este régimen, pero en realidad el estado se encontraba en una situación económica bastante precaria, que se agravó por el mal gobierno de Luis XV (bisnieto de Luis XIV), y que tocó fondo durante el reinado de Luis XVI, gobernante bien intencionado, pero de carácter débil, por lo que se lo llamaba el buen Luis.
El mantenimiento de un estado absolutista demandaba mucho dinero, ya que:
* Existía un gran número de funcionarios en el gobierno y cada uno buscaba su propio beneficio
* Se tenía que mantener un gran ejército permanente.
* La corte vivía rodeada de lujos.
Algunos ministros de Hacienda trataron de encontrar una solución a esta crisis, pero sus medidas sólo complicaron más la situación.
Aparece un nuevo problema:
· En envió de tropas a América de Norte, para defender su posiciones territoriales, antes el avance de gobierno inglés, en la guerra de los Estados Unidos.
· Consecuentemente la monarquía se endeudó mucho más.
Soluciones Propuestas:
· Se recurrió al tradicional intento de aumentar los impuestos.
· Se trató de conseguir que la nobleza también aporte su correspondiente diezmo, medida que provocó la ira y oposición de esta última clase social, que estaba dispuesta a defender sus privilegios feudales, hasta el punto de enfrentar la monarquía.
· Para que no se empeorara su situación económica la nobleza trató de acaparar más cargos en la burocracia estatal, y además, aumentó la explotación de los campesinos que trabajaban en sus tierras, exigiéndoles mayores contribuciones.
Resumiendo:
a- La economía del país estaba arruinada.
b- Los nobles consecuentemente sufrían dramas financieros.
c- El clero no recibía el diezmo por parte del pueblo.
d- La burguesía quería acceder a cargos públicos.
e- Los campesinos estaban cansados del poder feudal.
Viendo la difícil situación económica que se asomaba, la nobleza exigió que se llamara a Estados Generales, para el tratamiento de una ley de impuestos. La monarquía prácticamente arruinada económicamente y sin el apoyo de gran parte de la nobleza, estaba en la ruina.
Cuando se reunieron en los Estados Generales (1789), la situación de Francia estaba sumamente comprometida, ya que el pueblo no soportaba más tan penosa vida, y existía un gran descontento social. Las clases sociales existentes en ese momento eran: la nobleza, el clero y la burguesía, pero al contar los votos de la nobleza y del clero, que pertenecían a un estamento privilegiado, superaban en número a la burguesía, y por lo tanto siempre se tomaban las decisiones que a esta sector le convenía. Solucionado este sistema de conteo, el tercer estamento (la burguesía) pudo tomar el control de la situación, y comenzó a sesionar como Asamblea Nacional, y juraron solemnemente que ésta no se disolvería hasta tanto no se logre conformar una Constitución Nacional.
En 14 de Julio de 1789, la burguesía se vio apoyada por un gran sector explotado por la nobleza, los campesinos, que en medio de una agitada multitud revolucionaria formada por hombres y mujeres, saturados de injusticias y de hambre, se dirigen violentamente a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista, donde funcionaba como cárcel de los opositores al sistema de gobierno, y toman la toman por la fuerza. Esta demostración atemorizó a los partidarios del antiguo sistema, y sirvió para inclinar la balanza en favor de los revolucionarios, desplazando así del poder a los nobles y partidarios del absolutismo.
Paralelamente se produjo en las zonas rurales levantamientos de los campesinos contra los señores feudales, lo cuales fueron asesinados, y sus castillos saqueados e incendiados. A este movimiento social por la justicia y fraternidad de los hombres en 1789, se lo conoce como el Gran Miedo.
La Asamblea Nacional estaba formada por la burguesía, que inicialmente para luchar contra la monarquía, lo hizo en forma unificada, pero en realidad la burguesía no era una clase social homogénea, sino que estaba dividida en la alta burguesía –banqueros, financistas, comerciantes, propietarios- y en la baja burguesía formada por los profesionales (abogados y médicos), pequeños comerciantes y dueños de talleres.
Cuando llegó el momento de decidir por la forma de gobierno, la alta burguesía apoyó a los girondinos, oriundos de la provincia de La Gironda, que querían llegar a un acuerdo con la monarquía e instaurar una monarquía constitucional, es decir, tenía una actitud moderadora respecto a los cambios políticos.
Por otro lado estaban los jacobinos, que tenían ideas más revolucionarias y de cambios radicales, con tendencia a la instauración de una república democrática, con derechos a la participación política y con la aplicación de medidas más equitativas para la repartición de la riqueza y la lucha contra el hambre popular. Dicho nombre proviene de que se reunían en asambleas, llamadas clubes , en un convento ubicado sobre la calle San Jacobo.
Los diputados de la asamblea, decidieron eliminar los privilegios de la nobleza, se les obligó a pagar impuestos y se eliminó el diezmo a la Iglesia. Pocos días después la asamblea dicta la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, esta proclama se transformó en la síntesis de las ideas revolucionarias, basadas en tres banderas: igualdad, fraternidad y libertad.
Les interesaba la libertad para comerciar, la defensa de la propiedad privada y la igualdad de los ciudadanos ante la ley.
El 3 de Septiembre de 1789, se proclamó la Constitución de carácter moderado, en donde la alta burguesía había logrado prevalecer sus ideales, de negociar con el antiguo régimen, quedando a cargo del poder ejecutivo el rey (Luis XVI), el poder legislativo lo ejerció una asamblea formada por la burguesía y el poder judicial, se compuso de jueces electos. Se estableció que sólo podían votar aquellos que pagaban ciertos impuestos, y de esta manera se pone en evidencia que las banderas de igualdad proclamada por los revolucionarios tenía ciertas limitaciones.
La nobleza de esta manera se vio con sus poderes recortados, lo que los motivó a tratar de crear alianzas y buscar apoyos en otros países con gobiernos absolutista, y de paso tratar de evitar que estos movimientos se expandan a otros reinos, y para ello no había mas remedio que la guerra. Países como Austria y Prusia, atacaron a los franceses en los límites de su territorio y lograron contenerlos, pero los cuidados que tuvieron los países limítrofes con Luis XVI, hicieron evidente de la alianza que existía entre éste y la intervención extranjera, de esta manera el pueblo francés destronó al rey, y luego se lo decapitó. Más tarde fue ejecutada su mujer: María Antonieta. La asamblea nacional fue desplazada y un nuevo cuerpo de representantes reunidos en una Convención, comenzó a dirigir el nuevo gobierno republicano, liderado por la baja burguesía, dependiente del partido jacobino.
El cambio de mayor importancia es que ahora los representantes podían ser elegidos mediante el sufragio universal, permitiendo una mayor participación de sectores humildes y populares, llamados sans culottes (sin calzones).Desde 1792 los jacobinos lograron el control de la Convención, y sus principales activistas fueron: Dantón, Robespierre, Marat y Saint Just.
La república jacobina en el plano exterior debió frenar el avance de los ejércitos extranjeros, en el plano interior debió combatir la aristocracia, y terminar con la resistencia de los girondinos, que se oponían a la nueva forma de gobierno. Para tomar mejor partido de su control, los jacobinos hicieron alianzas con los sans-culottes, y durante 1793, se creó una institución destinada a establecer un rígido control de los opositores, y castigarlos duramente y aplicar la pena de muerte a todos aquellos que no apoyaban el sistema de gobierno republicano. Este instrumento fue dirigido en persona por Robespierre.
Se trataba de mantener dominados a sus opositores, a través del miedo, por lo que se lo llamó: El terror revolucionario
La medidas tomadas por la Convención no pudieron atender a todas las exigencias del sector popular, que seguían sufriendo la crisis económica. Se trató de llevar un control de precios para los alimentos básicos, aplicando severa penas a quienes no las acataban, pero no se logró el efecto deseado, lo que llevó al sector de los sans-culottes a romper su alianza con los jacobinos, creando una fisura y debilidad al partido gobernante.
Conociendo la debilidad de este gobierno, la alta burguesía aprovechando la situación, y deseosos de terminar con los “excesos del populacho” en Julio de 1794, produjeron un golpe de estado, desplazando la república y creando un Directorio, que para lograr su autoridad se apoyaron en los militares. Los líderes de la Convención fueron guillotinados.
El Directorio, eliminó la libertad política de votar a los más humildes, se eliminó el control de precios y se tomaron medidas que favorecieron a los comerciantes y especuladores.
De todas maneras, el sector popular siguió pasando por las misma penurias de siempre y míseras condiciones de vida.
Entre los militares que apoyaban al Directorio, se encontraba Napoleón Bonaparte, que no tardó en hacerse del poder, mediante un golpe militar, aprovechando el gran prestigio que se había ganado en las diversas victorias militares en otros países. En 1799 se apoderó del gobierno se Francia, y se coronó como Primer Cónsul, concentrando cada vez más poder, hasta llegar a emperador en 1804. Con el tiempo la burguesía lo apoyó, ya que conservó muchos de los principios declarados en la Constitución, especialmente aquellos que beneficiaban a la burguesía más acomodada. A su vez estos lo apoyaban, porque evitaban el regreso de la república jacobina y del antiguo régimen aristocrático.
Consecuencias de la Revolución Francesa
1-Se destruyó el sistema feudal
2-Se dió un fuerte golpe a la monarquía absoluta
3-Surgió la creación de una República de corte liberal
4-Se difundió la declaración de los Derechos del hombre y los Ciudadanos
5-La separación de la Iglesia y del Estado en 1794 fue un antecedente para separar la religión de la política en otras partes del mundo
6-La burguesía amplió cada vez más su influencia en Europa
7-Se difundieron ideas democráticas
8-Los derechos de los señores feudales fueron anulados
9-Comenzaron a surgir ideas de independencia en las colonias iberoamericanas
10-Se fomentaron los movimientos nacionalistas
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Etiquetas: Tema 04 (Rev. Liberales)
miércoles, 11 de marzo de 2009
La sombra del águila
Estaba allí, de pie sobre la colina, y al fondo ardía Sbodonovo. Estaba allí, pequeño y gris con su capote de cazadores de la Guardia, rodeado de plumas y entorchados, gerifaltes y edecanes, maldiciendo entre dientes con el catalejo incrustado bajo una ceja, porque el humo no le dejaba ver lo que ocurría en el flanco derecho.
Estaba allí igual que en las estampas iluminadas, tranquilo y frío como la madre que lo parió, dando órdenes sin volverse, en voz baja, con el sombrero calado, mientras los mariscales, secretarios, ordenanzas y correveidiles se inclinaban respetuosamente a su alrededor. Sí, Sire. En efecto, Sire. Faltaba más, Sire. Y anotaban apresuradamente despachos en hojas de papel, y batidores a caballo con uniforme de húsar apretaban los dientes bajo el barbuquejo del colbac y se persignaban mentalmente antes de picar espuelas y salir disparados ladera abajo entre el humo y los cañonazos, llevando las órdenes, quienes llegaban vivos, a los regimientos de primera línea. La mitad de las veces los despachos estaban garabateados con tanta prisa que nadie entendía una palabra, y las órdenes se cumplían al revés, y así nos lucía el pelo aquella mañana. Pero él no se inmutaba: seguía plantado en la cima de su colina como quien está en la cima del mundo. Él arriba y nosotros abajo viéndolas venir de todos los colores y tamaños. Le Petit Caporal, el Pequeño Cabo, lo llamaban los veteranos de su Vieja Guardia. Nosotros lo llamábamos de otra manera. El Maldito Enano, por ejemplo. O Le Petit Cabrón.
Le pasó el catalejo al mariscal Lafleur, siempre sonriente y untuoso, pegado a él como su sombra, quien igual le proporcionaba un mapa, que la caja de rapé, que le mamporreaba sin empacho fulanas de lujo en los vivacs, y blasfemó en corso algo del tipo sapristi de la puttana di Dio, o quizá fuera lasaña di la merda di Milano; con el estruendo de cañonazos era imposible cogerle el punto al Ilustre.
—¿Alguien puede decirme —se había vuelto hacia sus edecanes, pálido y rechoncho, y los fulminaba con aquellos ojos suyos que parecían carbones ardiendo cuando se le atravesaba algo en el gaznate— qué diablos está pasando en el flanco derecho?
Los mariscales se hacían de nuevas o aparentaban estar muy ocupados mirando los mapas. Otros, los más avisados, se llevaban la mano a la oreja como si el cañoneo no les hubiera dejado oír la pregunta. Por fin se adelantó un coronel de cazadores a caballo, joven y patilludo, que había estado abajo: ida y vuelta y los ojos como platos, sin chacó y con el uniforme verde hecho una lástima, pero en razonable estado de salud.
De vez en cuando se daba golpecitos en la cara tiznada de humo porque aún no se lo creía, lo de seguir vivo.
—La progresión se ve entorpecida, Sire.
Aquello era un descarado eufemismo. Era igual que, supongamos, decir: «Luis XVI se cortó al afeitarse, Sire». O: «el príncipe Fernando de España es un hombre de honestidad discutible, Sire». La progresión, como sabía todo el mundo a aquellas alturas, se veía entorpecida porque la artillería rusa había machacado concienzudamente a dos regimientos de infantería de línea a primera hora de la mañana, sólo un rato antes de que la caballería cosaca hiciera filetes, literalmente, a un escuadrón del Tercero de Húsares y a otro de lanceros polacos. Sbodonovo
estaba a menos de una legua, pero igual daba que estuviese en el fin del mundo. El flanco derecho era una piltrafa, y tras cuatro horas de aguantar el cañoneo se batía en retirada entre los rastrojos humeantes de los maizales arrasados por la artillería. No se puede ganar siempre, había dicho el general Le Cimbel, que mandaba la división, cinco segundos antes de que una granada rusa le arrancara la cabeza, pobre y bravo imbécil, toda la mañana llamándonos muchachos y valientes hijos de Francia, tenez les gars, sus y a ellos, la gloria y todo eso. Ahora Le Cimbel tenía el cuerpo tan lleno de gloria como los otros dos mil infelices tirados un poco por aquí y por allá frente a las arruinadas casitas blancas de Sbodonovo, mientras los cosacos,
animados por el vodka, les registraban los bolsillos rematando a sablazos a los que aún coleaban. La progresión entorpecida. Agárreme de aquí, mi coronel.
—¿Y Ney? —el Ilustre estaba furioso. Por la mañana le había escrito a Nosequién que esperaba dormir en Sbodonovo esa misma noche, y en Moscú el viernes. Ahora se daba cuenta de que todavía iba a tardar un rato—. ¿Qué pasa con Ney?
Aquella era otra. Las tropas que mandaba Ney habían tomado tres veces a la bayoneta, y vuelto a perder en memorable carnicería —línea y media en el boletín del Gran Ejercito al día siguiente— , la granja que dominaba el vado del Vorosik. Por allí se nos estaban colando los escuadrones de caballería rusos uno tras otro, como en un desfile, todos invariablemente rumbo al flanco derecho. Que a esas horas aún se llamaba flanco derecho como podría llamarse Desastre Derecho o Gran Matadero Según Se Va A La Derecha.
Entonces, empujando una gruesa línea de nubes plomizas que negreaba en el horizonte, un viento frío y húmedo empezó a soplar desde el este, abriendo brechas en la humareda de pólvora e incendios que cubría el valle. El Ilustre extendió una mano, requiriendo el catalejo, y
oteó el panorama con un movimiento semicircular —el mismo que hizo ante la rada de Abukir cuando dijo aquello de «Nelson nos ha jodido bien»— mientras los mariscales se preparaban lo mejor que podían para encajar la bronca que iba a caerles encima de un momento a otro. De pronto el catalejo se detuvo, fijo en un punto. El Enano apartó un instante el ojo de la lente, se lo frotó, incrédulo, y volvió a mirar.
—¿Alguien puede decirme qué diantre es eso?
Y señaló hacia el valle con un dedo imperioso e imperial, el que había utilizado para señalar las
Pirámides cuando aquello de los cuarenta siglos o —en otro orden de cosas— el catre a María
Valewska. Todos los mariscales se apresuraron a mirar en aquella dirección, e inmediatamente brotó un coro de mondieus, sacrebleus y nomdedieus. Porque allí, bajo el humo y el estremecedor ronquido de las bombas rusas, entre los cadáveres que el flanco derecho había dejado atrás en el desorden de la retirada, en mitad del infierno desatado frente a Sbodonovo, un solitario, patético y enternecedor batallón con las guerreras azules de la infantería francesa de línea, avanzaba en buen orden, águila al viento y erizado de bayonetas, en línea recta hacia el enemigo.
Hasta el Ilustre se había quedado sin habla.
Durante unos interminables segundos mantuvo la vista fija en aquel batallón. Sus rasgos pálidos se habían endurecido, marcándole los músculos en las mandíbulas, y los ojos de águila se entornaron mientras una profunda arruga vertical le surcaba el entrecejo, bajo el sombrero, como un hachazo.
—Se han vu-vuelto lo-locos —dijo el general Labraguette, un tipo del Estado Mayor que siempre tartamudeaba bajo el fuego y en los burdeles, porque en la campaña de Italia lo había
sorprendido un bombardeo austríaco en una casa de putas—. Completamente lo-locos, Si-Sire.
—No —dijo por fin en voz baja, en un tono admirado y reflexivo a la vez—. No son locos, Labraguette —el Petit se metió una mano entre los botones del chaleco, bajo los pliegues del capote gris, y su voz se estremeció de orgullo—. Son soldados, ¿comprende?... Soldados franceses de la Francia. Héroes oscuros, anónimos, que con sus bayonetas forjan la percha donde yo cuelgo la gloria... —sonrió, enternecido, casi con los ojos húmedos—. Mi buena, vieja y fiel infantería.
Iluminada fugazmente desde su interior por los relámpagos de las explosiones, la humareda del combate ocultó por un momento la visión del campo de batalla, y todos, en la colina, se estremecieron de inquietud. En aquel instante, la suerte del pequeño batallón, su epopeya osada y singular, la inutilidad de tan sublime sacrificio, acaparaban hasta el último de los pensamientos. Entonces el viento arrancó jirones de humo abriendo algunos claros en la humareda, y todos los pechos galoneados de oro, alamares y relucientes botonaduras, todos los estómagos bien cebados del mariscalato en pleno, exhalaron al unísono un suspiro de alivio. El batallón seguía allí, firme ante las líneas rusas, tan cerca que en poco tiempo llegaría a distancia suficiente para cargar a la bayoneta.
—Un hermoso su-suicidio —murmuró conmovido el general Labraguette, sorbiéndose con disimulo una lágrima. A su alrededor, los otros mariscales, generales y edecanes asentían graves con la cabeza. El heroísmo ajeno siempre conmueve una barbaridad.
Aquellas palabras rompieron el estado de hipnosis en que parecía sumido el Ilustre.
—¿Suicidio? —dijo sin apartar los ojos del campo de batalla, y soltó una breve risa sarcástica y resuelta, la misma del 18 Brumario, cuando sus granaderos hacían saltar por la ventana a los padres de la patria pinchándolos con las bayonetas en el culo—. Usted se equivoca, Labraguette. Es el honor de Francia —miró a su alrededor como si despertara de un sueño y alzó una mano—. ¡Alaix!
El coronel Alaix, que coordinaba las misiones de enlace, dio un paso al frente y se quitó el sombrero. Era un individuo de ascendencia aristocrática, relamido y pulcro, que lucía un aparatoso mostacho rizado en los extremos.
—¿Sire?
—Averígüeme quiénes son esos valientes.
—Inmediatamente, Sire.
Alaix montó a caballo y galopó ladera abajo, mientras todos en la colina se mordían los galones de impaciencia. Al poco rato estaba de vuelta, sin aliento, con un agujero en mitad de la escarapela tricolor que lucía en el emplumado sombrero. Saltó del caballo antes de que este se detuviera encabritado entre una nube de polvo, imitando la pose del jinete de cierto conocido cuadro de Gericault. Alaix tenía fama de numerero y fantasma, y nadie lo tragaba en el Estado Mayor. A todos los mariscales les habría encantado verlo partirse una pierna al desmontar.
—¿Y bien, Alaix?
—No se lo va a creer, Sire —el coronel escupía polvo al hablar—. No se lo va a creer.
—Lo creeré, Alaix. Desembuche.
—No se lo va a creer.
—Le aseguro que sí. Venga.
—Es que es increíble, Sire.
—Alaix —el Ilustre daba impacientes golpecitos sobre el cristal del catalejo—. Le recuerdo que al duque de Enghien lo hice fusilar por menos de eso. Y que con esa mierda de flanco derecho deben de quedar cantidad de vacantes de sargento de cocinas...
Los generales se daban con el codo y sonreían, cómplices. Ya era hora de que le metieran un paquete a aquel gilipollas. Alaix suspiró hondo, hundió la cabeza entre los entorchados de los hombros y se miró la punta del sable.
—Españoles, Sire.
El catalejo fue a caer entre las botas del Ilustre. Un par de mariscales de Francia se abalanzaron a recogerlo, con presencia de ánimo admirable pero estéril. El Enano estaba demasiado boquiabierto para reparar en el detalle.
—Repita eso, Alaix.
Alaix sacó un pañuelo para secarse la frente.
Le caían gotas de sudor como puños.
—Españoles, Sire. El 326 batallón de Infantería de Línea, ¿recuerda?... Voluntarios.
Aquellos tipos que se alistaron en Dinamarca.
Como obedeciendo a una señal, todos cuantos se hallaban en lo alto de la colina miraron de nuevo hacia el calle. Bajo los remolinos de humo, en filas compactas entre las que relucían sus bayonetas, haciendo caso miso del diluvio de fuego que levantaba surtidores de tierra y metralla a su alrededor, marchando a través de los rastrojos de maizal sembrados de cadáveres, el 326 batallón de Infantería de Línea —o sea, nosotros— proseguía imperturbable su lento avance solitario hacia los cañones rusos.
Arturo Pérez Reverte.
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Etiquetas: Tema 04 (Rev. Liberales)
martes, 10 de marzo de 2009
Resumen sobre los Imperios Europeos
La India fue la colonia principal a causa de su gran variedad de riquezas, como té, especias y algodón. Para asegurar la ruta hacia la India, los británicos se hicieron con el control de Suez y Egipto, y para protegerla frente al avance ruso y francés conquistaron territorios en Asia. En África, Gran Bretaña avanzó desde el sur, desde su colonia de El Cabo, hacia el norte, intentando enlazar con Egipto mediante un corredor continuo vertical. Este inmenso imperio se completaba con la posesión de Canadá y de gran parte de Oceanía y de los archipiélagos del Pacífico. Otros imperios europeos
El Imperio Francés constituyó el segundo imperio en importancia y dimensiones. En África, la expansión francesa comenzó en el litoral mediterráneo con la conquista de Argelia y Túnez y con el establecimiento de un protectorado en Marruecos; después obtuvo importantes territorios en el centro y el oeste del continente. En Asia, las grandes adquisiciones francesas se produjeron en Indochina.
Alemania e Italia se incorporaron tarde a la expansión imperialista, ya que hasta 1870 no habían logrado su propia unidad nacional. Ambos países consiguieron algunas colonias en África. También en África, el rey Leopoldo de Bélgica logró una colonia: el Congo.
Rusia no conquistó territorios al otro lado del mar, sino en los límites de sus fronteras: incorporó Siberia, se extendió hasta el Himalaya y la India y llegó a territorio chino a mediados del siglo XIX.
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Etiquetas: Tema 07 (Imperialismo)
Resumen básico de la Segunda Guerra Mundial
Faltan muchas cosas, pero más o menos podría ser este un resumen. Faltan los personajes, las Conferencias y algún otro detalle.
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Etiquetas: Tema 12 (II WW)
Películas de la II Guerra Mundial
Publicado por La Huertecita en 3/10/2009 0 comentarios
Etiquetas: Tema 12 (II WW)
Olimpiadas de Berlín (1936)
Ayer en clase, finalizando la lección del ascenso de los fascismos, vimos hasta dónde podía llegar el odio a una raza, o la creencia en la superioridad de otra. Os comenté el caso del atleta norteamericano Jesse Owens, el gran protagonista de las Olimpiadas de 1936.
En 1936, Owens viaja a Berlín, para participar con el equipo de Estados Unidos en los Juegos Olimpicos. Adolf Hitler estaba utilizando estos juegos para mostrar al mundo una renaciente Alemania nazi. Hitler y otros miembros del gobierno tienen grandes esperanzas en que los atletas alemanes dominen los juegos con sus victorias. Mientras tanto, la propaganda nazi, promueve el concepto de la superioridad de la raza aria y muestra a los de origen africano (llamándolos bastardos de Renania) como inferiores.
Owens causa una gran sorpresa al ganar cuatro medallas de oro:
4) Finalmente, junto al equipo de relevos 4×100 metros consigue su cuarta medalla el 9 de agosto. Esta marca de cuatro medallas de oro en unas Olimpiadas no fue igualada hasta 1984 por Carl Lewis.El primer día, Hitler sólo aplaudió con las victorias de Alemania, y hay quien afirma que se negó a dar la mano a Cornelius Johnson, que era afroamericano, aunque según el portavoz de Hitler, éste salió del estadio antes de lo previsto. Los directivos del comité Olímpico insisten a Hitler en que aplauda a todos los medallista o a ninguno. Hitler opta por la segunda opción y no está en las siguientes presentaciones de medallas.
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lunes, 9 de marzo de 2009
Similitudes entre la Crisis de 1929 y la actual
Publicado por La Huertecita en 3/09/2009 0 comentarios
Etiquetas: Tema 10 (Entre guerras)
martes, 3 de marzo de 2009
Italia antes de Mussolini
Como hemos visto en clase, el incremento de los precios fue paralelo al aumento de los parados. Generando una situación de crispación política y social.
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Etiquetas: Tema 11 (Fascismo)
Hitler y Franco en Hendaya, 1940
Publicado por La Huertecita en 3/03/2009 0 comentarios
Etiquetas: Tema 11 (Fascismo)
El Crash de 1929
Recordad que el último día de clase realizamos una comparación entre la crisis sufrida en los años 30 y la que estamos sufriendo en la actualidad.
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Etiquetas: Tema 10 (Entre guerras)