jueves, 7 de enero de 2010

Larsson narra el Día D

Stieg Larsson, el autor del fenómeno Millennium, fue un gran periodista antes de lanzarse a la novela negra. En este texto, inédito en españa, relata el desembarco de Normandía con el estilo vibrante y la capacidad para jugar con los detalles que marca su narrativa.

El 6 de junio de 1944 permanecerá para siempre en los libros de historia como el día en que tuvo lugar la Operación Overlord, la invasión por parte de los aliados de la Europa bajo el poder de Hitler.
El desembarco se llevó a cabo a lo largo de un tramo de costa de 80 kilómetros en las proximidades de la ciudad normanda de Caen. En pocas horas, varias de las sencillas aldeas de la zona entraron a formar parte de la historia mundial.
Junio de 1944. La Segunda Guerra Mundial llevaba causando estragos casi cinco años. Europa se encontraba devastada y destrozada por las bombas, inmensas urbes soviéticas habían quedado reducidas a ruinas y en el desierto del Sáhara vehículos acorazados neutralizados por el enemigo se cubrían de herrumbre.
En varias islas apenas divisables del Pacífico, Estados Unidos y Japón libraban algunas de las batallas más cruentas de la guerra. Que habría una invasión en Europa era algo anunciado. La Unión Soviética llevaba tiempo exigiendo un segundo frente para aliviar el del Este. Las potencias occidentales habían iniciado ya el asalto de Italia, pero estaba claro que resultaría imposible avanzar hacia Alemania cruzando los Alpes. La invasión debía venir desde la costa atlántica. Dónde y cuándo era un secreto bien guardado.

DESINFORMACIÓN
Las especulaciones sobre el desembarco abundaban. En Suecia la preocupación era palpable: los altos mandos de la Armada sueca temían que la invasión tuviera como escenario Dinamarca, lo que llevó a mantener el estado de alerta durante toda la primavera. Hitler, por su parte, estaba convencido de que se produciría cerca de Calais, al ofrecer el Canal de la Mancha la distancia más corta. Los servicios de inteligencia británicos se empeñaron a fondo en labores de desinformación para mantener a Hitler en esa creencia. Alemania llevaba ya un año tratando de contrarrestar esa amenaza con la Fortaleza Europa, un sistema de búnkeres que se extendía desde Dinamarca hasta la frontera española.
Hitler había asignado al mariscal de campo Erwin Rommel, héroe de guerra del desierto del Sáhara, la misión de defender la costa del Atlántico. Rommel era de la opinión de que la suerte de Alemania se decidiría durante las primeras horas de la invasión, por lo que intensificó hasta el extremo las tareas de fortificación.

EL FRACASO DE LA INVASIÓN: UNA CATÁSTROFE
El plan de invasión fue diseñado por un restringido círculo en torno a Dwight Eisenhower, el comandante en jefe, al que se había encomendado una misión apenas envidiable. Una vez puesto en marcha el desembarco sería imposible detenerlo. Si el asalto se malograba, las consecuencias podían ser catastróficas; en el peor de los casos, la derrota en la guerra. La invasión requería de una planificación minuciosa para la casi inconcebible misión de trasladar al otro lado del mar, con la ayuda de 6.000 embarcaciones, unos 200.000 soldados con sus correspondientes tanques, cañones y demás equipamiento.
Eisenhower se vio también obligado a mediar entre los dos geniales divos de la contienda: el mariscal de campo inglés Montgomery y el general norteamericano Patton, ambos deseosos de dirigir la invasión. Tras ciertas dudas, acabó asignando la tarea a Montgomery.

UN FUERTE TEMPORAL
Ni el propio Eisenhower conocía el momento exacto de la invasión, que dependía de una serie de condicionamientos: un nivel de marea favorable para el desembarco, una noche oscura sin luz de luna y una fecha veraniega para poder aprovechar al máximo la luz del día.
Las mencionadas circunstancias se cumplieron el 5 de junio, pero justo entonces se desató una tormenta con vientos huracanados a través del canal que a punto estuvo de dar al traste con toda la invasión. Ya se habían hecho a la mar unos diez mil soldados, apretujados en las embarcaciones que debían llevarlos al otro lado y que habría que devolver a tierra en caso de cancelarse la operación.
Rommel dio gracias al cielo por la tempestad y se mostró tan convencido de que no habría invasión que se dirigió a Berlín. En la tarde del 5 de junio, Eisenhower reunió a sus colaboradores más cercanos para tomar la crítica decisión. Un aplazamiento implicaría como mínimo un retraso de un mes, periodo que Rommel aprovecharía para reforzar las playas, pero, por otra parte, la meteorología adversa y las olas de gran tamaño podían aniquilar toda la operación.
Los meteorólogos pronosticaron para el 6 de junio una transitoria mejoría, lo que no impidió que la lluvia siguiera cayendo a cántaros. El impaciente Montgomery mostró su opinión favorable a la invasión y, no sin dudarlo un buen rato, Eisenhower finalmente dio su visto bueno.

EL PUENTE PEGASUS
El primer contacto con el continente tuvo lugar justo antes de la medianoche del 5 de junio, cuando un centenar de soldados de comando ingleses tomaron atropelladamente tierra con ayuda de tres planeadores en una franja de 200 metros sobre un prado de Bénouville, junto al canal del Orne. Ya eso fue toda una hazaña. Las aeronaves eran sencillas construcciones de madera de balsa y tela de saco. Carecían de motor, siendo transportadas a remolque por aviones Hércules, a los que iban unidos mediante cables a la manera de una sarta de perlas. Al llegar a la costa francesa se cortaron los cables, los pilotos tuvieron que guiar sus aparatos siguiendo su curso en medio de una compacta oscuridad y un intenso viento. Más que aterrizar se estrellaron de forma más o menos controlada.
Se trataba de un comando seleccionado con esmero y encabezado por el mayor John Howard, experto en operaciones especiales. Se consideró como una de las misiones más delicadas de toda la guerra. De hecho, Howard llevaba varios meses entrenando a sus hombres con el solo objetivo de conquistar un puente fuertemente defendido sobre el canal del Orne y mantenerlo hasta la llegada de una fuerza de rescate.
Al puente se le asignó el nombre en clave Pegasus. Había sido minado y los alemanes tenían la orden de volarlo en caso de invasión. Este pequeño puente, con una importancia prácticamente nula hasta entonces, resultaba ahora clave en el conjunto de los planes bélicos de los aliados. Por una parte, las tropas germanas podían emplearlo para la llegada de refuerzos y, por la otra, era por aquí que los aliados debían pasar para extender la batalla fuera de Normandía. Era necesario tomarlo intacto, ya que su destrucción podía ocasionar un retraso fatídico en el avance de las tropas aliadas.
LA HUIDA DE BONCK
Minutos antes de la medianoche, el soldado raso Bonck atravesó el puente y se detuvo en seco. No daba crédito a sus ojos. Un comando de 22 soldados ingleses se aproximaba rítmicamente a la carrera en dirección a él, con la cara pintada y armados hasta los dientes. Tras pensárselo apenas un segundo, Bonck optó por lo único razonable: poner pies en polvorosa. Como con todos los planes militares, en el Día D muchas cosas no salieron conforme a lo previsto. Más de 18.000 paracaidistas estadounidenses fueron lanzados sobre el flanco izquierdo de la zona de invasión. Su objetivo principal era el pueblo de St. Mère-Eglise, que haría las veces de punto de reunión de las tropas desembarcadas.
Justo después de las doce de la noche, los paracaidistas aterrizaron en St. Mère-Eglise y de inmediato se vieron envueltos en una refriega con la guarnición local. La toma propiamente dicha de la aldea fue lo único que, en líneas generales, salió según los planes. Por lo demás, la unidad se dispersó a los cuatro vientos y tuvieron que pasar unas doce horas para poder recomponerla.
Se desconoce el número de paracaidistas que perecieron ahogados en los anegados lodazales bajo los 50 kilos de su equipamiento o por ir a parar al canal. El resto pasó la noche vagando de un lado a otro en medio de la oscuridad en un irreal juego del escondite con las patrullas alemanas.
OMAHA BEACH
De puertos de todo el sur de Inglaterra acudieron miles de embarcaciones para participar. A la medianoche confluyeron en una zona bautizada como Picadilly Circus, en las proximidades de Portsmouth, para luego poner rumbo a la costa de Normandía.
Llegado el amanecer del 6 de junio, las condiciones meteorológicas habían mejorado, pero las olas seguían siendo altas. Las embarcaciones con demasiado cargamento volcaban y se iban a pique. Miles de soldados, lanzados al agua con los rostros aún verdes por el mareo, iniciaban su camino arrastrándose hacia la playa.
Aunque la sorpresa fue total se entablaron duros combates. En Omaha Beach, 34.000 soldados norteamericanos quedaron atrapados en las barreras de alambre de espino y sometidos a un fuego mortífero. En sólo una hora, 2.000 habían perecido y bastantes más resultaron heridos. De las 2.400 toneladas de material previstas, sólo unas cien llegaron a tierra. A las diez de la mañana la situación era tal que tanto alemanes como aliados pensaban que la invasión había fracasado. En otras playas las cosas salieron mejor. Desde Utah Beach las fuerzas norteamericanas avanzaron rápidamente hasta St. Mère-Eglise, mientras que las británicas, partiendo de Juno y Sword Beach, consiguieron abrirse paso rápidamente hasta Caen.
El mariscal de campo Rommel acertó de pleno con su análisis de que Alemania perdería la guerra si sus tropas no eran capaces de detener la invasión en el primer día.
Antes de que la jornada finalizara se había establecido una cabeza de puente en la costa más fortificada del mundo y sólo dos meses más tarde los aliados hacían su entrada triunfal en París.
Traducción del sueco de Joaquín Moya. Este artículo de Stieg Larsson (1954-2004) fue difundido el 31 de mayo de 1994 por la agencia sueca de noticias TT.
Publicado en ELPAIS.com (2010, enero 7)

jueves, 9 de julio de 2009

Ribera bate todos sus récords

­El óleo Prometeo, de José de Ribera (Xàtiva, 1591 – Nápoles, 1652), batió ayer todos los récords del artista al venderse por 3,84 millones de libras (4,45 millones de euros) en una subasta de Sotheby's celebrada en Londres. La cifra multiplicó por cuatro el precio de salida de la pieza (entre 900.000 y 1,3 millones de euros). El óleo se ha convertido en la obra más cara de Ribera al pulverizar la anterior marca, que ostentaba El martirio de San Bartolomé, por el que se pagaron 3,19 millones de euros también en la sede londinense de Sotheby's en julio de 1990.
«Un total de ocho interesados en la sala y por teléfono pujaron animadamente, fulminando la estimación» existente, informó la casa de subastas anoche en un comunicado. No obstante, al cierre de esta edición, y mientras la subasta continuaba en marcha, se desconocía si el destino de la pieza es un coleccionista privado o alguna institución española o extranjera. La expresa de subastas remarcó, eso sí, en su comunicado que el récord supone «un importante hito para la obra de Ribera, conocido como El Españoleto». La cantidad alcanzada por el lienzo está en relación con la importancia de este Prometeo de gran tamaño (193,5 por 155,5 centímetros), considerado un precursor de los titanes que el valenciano pintó en la década de 1630 y de los que los otros dos se exponen en el Museo del Prado. El cuadro representa la figura mitológica de Prometeo, el titán que atrajo las iras de Júpiter al robar el fuego para dárselo a los hombres. El óleo pertenecía a Barbara Piasecka Johnson, viuda de J. Seward Johnson, uno de los fundadores de la firma Johnson & Johnson, la cual vendió ayer parte de su rica colección de arte del Renacimiento y el Barroco. La subasta de ayer incluía otras piezas españolas de Goya y Zurbarán, aunque partían con estimaciones inferiores a las de Ribera. Sotheby´s presentaba ayer a este rentable cuadro de Prometeo como «una de las obras más dramáticas y violentas» del pintor valenciano en cuanto a la composición. El personaje aparece de perfil, completamente desnudo, encadenado a una roca, gritando de dolor y con una gran herida en el costado causada por los picotazos del águila que bajaba diariamente a comerle el hígado. Ribera es uno de los grandes representantes de la escuela tenebrista española. El pintor de Xàtiva realizó prácticamente toda su obra en Italia, donde recibió el apodo de Lo Spagnoletto («El españolito»), por su baja estatura y por reivindicar sus orígenes al firmar sus cuadros con su nombre y al lado: español o setabense. El martirio de San Felipe o El sueño de Jacob, ambos en el Prado, son algunas de las obras más famosas del valenciano.
EFE/A. G. LONDRES/VALENCIA
Jueves 09 de julio de 2009. Levante-EMV.com

viernes, 3 de julio de 2009

Planos de la ciudad de Valencia siglos XVI-XIX (parte I)

*1608. Antonio Manceli. Nobilis ac regia civitas Valentie in Hispania.


*1704. Tomás Vicente Tosca.Valentia Edetanorum aliis Contestanorum, vulgo del Cid.


*1738. J. Fortea (Tomás Vicente Tosca). Edetanorum vulgo del Cid.


*1738. A.Bordazar (Tomás Vicente Tosca). Valencia de los edetanos vulgo del Cid.


*1811. Francisco Cortes y Chacón. Plano geométrico de la Plaza de Valencia y sus contornos con las obras de fortificación contruidas en la actual época.


*1812. Dumoulin. Plan de Valence asfiegeé et prise le 9 janvier 1812 par l' Armeé Française d' Aragon aux ordres de S.E. Le Marechal Suchet.


*1821. Cristobal Sales. Mapa que contiene la descripción topográfica de la ciudad de Valencia del Cid, antes de los edetanos.

jueves, 2 de julio de 2009

Descubierto un nuevo autorretrato de Miguel Ángel en el Vaticano

Un nuevo autorretrato del genio del Renacimiento, Miguel Ángel Buonarotti, ha sido descubierto en la recién restaurada Capilla Paulina en el Vaticano, lo que ha despertado el interés de críticos y estudiosos del maestro renacentista, informa hoy el diario La Repubblica. Según el jefe de los restauradores de los Museos Vaticanos, Maurizio De Luca, en uno de los dos frescos de la capilla, el de la Crucifixión de San Pedro, aparece un "autoritario" Miguel Ángel con turbante azul como uno de los tres caballeros romanos que acompañan la crucifixión, a la izquierda de la escena.
De la misma opinión es el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, quien precisa que "la restauración se ha hecho de forma excelente, el resto son opiniones, lo digo con toda sinceridad, el caballero con el turbante me parece que es Miguel Ángel aunque más joven porque en aquella época tenía 70 años". Al parecer de los expertos de los Museos Vaticanos se han sumado otros estudiosos del arte y del genio renacentista, entre ellos su biógrafo y restaurador, Antonio Forcellino, quien habla de una "restauración maravillosa que ha devuelto el esplendor original a la Capilla Paulina". Sobre el autorretrato dice que "forma parte de la tradición de Miguel Ángel" y que "en este caso aparece de modo evidente el tormento que caracterizaba el ánimo del artista, como en cada personaje y en su obra".
El turbante
En cuanto al turbante con el que aparece tocado, dice que "acostumbraba a protegerse del polvo con un turbante blanco cuando trabajaba", y el hecho de que se muestre a lomos de un caballo es normal porque "a Miguel Ángel le placía cabalgar". Para la experta Cristina Acidini, del Polo Museale Romano, el rostro de Miguel Ángel se parece mucho al famoso retrato del genio pintado por Daniele da Volterra en 1541 y agrega que "su expresión es de sufrimiento, triste, tensa, como si comprendiese la injusticia que se estaba llevando a cabo" al crucificar a San Pedro boca abajo.
Después de siete años de trabajos, la monumental Capilla Paulina ha recuperado su esplendor, tras concluir la restauración de la decoración pictórica y plástica del recinto que custodia los últimos dos frescos de Miguel Ángel: la Conversión de Saulo y la Crucifixión de San Pedro. La restauración fue presentada el pasado día 30 en el Vaticano y el papa Benedicto XVI la inaugurará el próximo sábado con la celebración de las Vísperas.
La Capilla Paulina, lugar de culto (en ella se expone el Santísimo Sacramento) y reservada al Papa y la familia Pontificia, fue encargada por el papa Pablo III Farnese (1534-1549) a Antonio de Sangallo, que la comenzó en 1537. Miguel Ángel fue el encargado de los frescos sobre la Conversión de Saulo, que comenzó en 1542, y de la Crucifixión de San Pedro, iniciado tres años más tarde, para concluir el conjunto en 1550. Ubicada a pocos pasos de la Capilla Sixtina, la restauración ha sido dirigida por el histórico del arte Arnold Nesselrat y realizada por el equipo de restauradores de los Museos Vaticanos, que dirige Maurizio De Luca, y entre los que se encuentra el español Javier Barbasán Camacho. Los trabajos han costado 3 millones de euros y han permitido devolver la luminosidad a los colores elegidos por el genial Miguel Ángel y descubrir a los restauradores las pinceladas del artista toscano.
EFE - Roma - 02/07/2009

jueves, 25 de junio de 2009

Pagos de los campesinos de señorío

Chic@s en clase hemos hablado sobre los "impuestos" que estaban obligados a pagar los campesinos que vivían en un señorío y como es un punto que quiero que tengáis presente (puede ser pregunta de examen) os dejo una pequeña reseña de algunos de estos pagos.
El texto es la transcipción de algunos de los capítulos de la carta de población que hemos visto en clase, creo que se entienden bien y de no ser así con un simple diccionario lo tendréis resuelto.

De la partición

Item, és estat pactat y concordat entre dites parts que de tots los grans que es culliran així en la horta com en lo secà se haja de pagar a la sisena part de dits grans, pagant primer lo delme y primícia com és acostumat.

El aceite

Item, és estat pactat y concertat entre dites parts que del oli que es cullirà en dites heretats se haja de pagar al señor lo ters, y lo piñol haja de ser y sia per al señor per a remoldre aquell y fer lo que li pareixerà.


La alfalfa
Item, és estat pactat y concertat entre dites parts que los dits nous pobladors y habitadors de la dita baronia del Ràfol puguen fer en ses terres una fanecada de alfals per a ses cavalcadures, pagant per aquella dos sous y sis diners al señor, y si faran més de una fanecada de alfals, hagen de pagar a la sisena com se ha dit en respecte dels grans.


El panizo

Item totes les dacces, ferratjes y altres herbes que es faran en lo terme de dita foya se hajen de alfarrasar y pagar per rahó de aquelles a la sisena part com de present se fa.

La oja de morera

Item, de les moreres se haja de pagar al quart, alfarrasant la fulla en les mateixes moreres, y contant a rahó de tres sous per arrova, hajen de pagar al señor nou dinés per cada arrova de fulla que haurà en les moreres.


Las algarrobas, almendra, pasa, higos...
Item, que de la almel·la, garrofa, panza y figa y bellota que es cullirà se haja de pagar al señor a la huytena part, pagant primer delme y primícia.


Del vino
Item que de les vinyes se haja de pagar a la huytena, pagant lo delme y primícia, y si seran de vi, al duell.



Viñas y olivos
Item que de les vinyes y oliveres que de nou se plantaran sien franchs los dits nous pobladors del dret de la señoria per temps de deu anys, y pasats aquells, hajen de pagar a la huytena de les vinyes y al ters de l'oli, com dessús se ha dit.



La paja
Item, és estat pactat y concertat entre dites parts que cascun poblador haja de pagar al señor quatre arroves de palla per cascuna casa y qui no tindrà palla done quatre sous.



Las Legumbres.
Item, de tots los llegums hajen de pagar a la sisena, com se diu en respecte dels grans, y si els menjaran tendres en sa casa, no hajen de pagar cosa alguna. Emperò, si els vendran, hajen de pagar a la sisena part, y lo mateix se entén en respecte de les vinyes, que de el rahim que es menjaran en ses cases, no hajen de pagar cosa alguna, y si·l vendran hajen de pagar, com dessús se ha dit a la huytena.

El trabajo infantil durante la Revolución Industrial y en la actualidad

Una de las consecuencias de la Revolución industrial fue la incorporación masiva de los niños al sistema de producción. La pobreza de las familias empujó a éstas a "vender" el trabajo de sus hijos; así se incorporaron a los trabajos más penosos empezando por acompañar a sus madres desde pequeños.
El propósito de este trabajo es que leáis y toméis conciencia de las condiciones de trabajo de estos niños del siglo XIX y principios del XX y que de la pervivencia de estos usos en nuestro mundo actual.
Para ello os dejo una serie de textos e imágenes:
En esas fábricas se emplean niños de tiernas edades: muchos de ellos, que estaban acogidos en las workhouses de Londres y de Westminster, son
trasladados en masa, para hacer el aprendizaje, a industrias situadas a centenares de millas de distancia; en ellas prestan sus servicios ignorados, indefensos y olvidados por aquellas personas a las que la naturaleza o las leyes habían confiado su custodia. Por lo general estos niños están obligados a trabajar demasiado tiempo en ambientes cerrados, con frecuencia durante toda la noche: el aire que respiran está envenenado por el aceite o por otras sustancias utilizadas por las máquinas y nadie se preocupa de sus condiciones higiénicas, al tiempo que los constantes traslados de una atmósfera caliente y densa a otra fría y enrarecida son causa de enfermedades e invalideces, y concretamente de esa fiebre epidémica tan común en esas fábricas. Nos preguntamos si el modo en que estos niños son empleados durante sus primeros años de vida no va en detrimento de la sociedad.
John Alkln. A description Of the country from thirty to forly miles round Manchester. Londres. 1795.

"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina."
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842.

miércoles, 24 de junio de 2009

Prensa histórica

Hola chic@s en clase hemos estado hablando de como el historiador utiliza la prensa histórica para realizar sus investigaciones, artículos y trabajos. Aquí os dejo una serie de recortes de prensa del año 1905. Año importante en Rusia (revolución de 1905) y en Marruecos (Primera crisis marroquí entre Francia y Alemania), cuestiones ambas que veremos a lo largo del presente curso.
Los recortes los he capturado del Diario La Lucha (Girona)
1. Diario La Lucha (Girona) [1905, 13 enero]

Paris.- La embajada extraordinaria francesa se embarcó ayer en Tánger, despedida en el muelle por el personal de las demás legaciones y la colonia europea en masa.
Embarcaron con el ministro plenipotenciario francés M. Saint René Taillandier, embajador extraordinario, y su séquito, varios periodistas, para desembarcar todos en Larache.
El "majzen" ha tomado precauciones extremas para la seguridad de la misón en el trayecto de Larache a Fez.
A la salida, dará escolta a la misión un fuerte destacamento de caballería mora, al que se agregarán 700 hombres por el camino [...]



2. Diario La Lucha (Girona) [1905, 2 abril]
La penetración pacífica que Francia intenta ejercer en Marruecos, podría ser causa de una grave perturbación europea. El kaiser desembarcando en Tánger, es el primer grito de protesta contra la política internacional francesa.
Cuando firmóse el convenio anglo-francés para la cuestión de Marruecos el 4 de abril de 1904, Alemania púsose a la espectativa, no queriendo soportar la preterición. Algunas declaraciones del canciller conde de Büllow, así lo dieron a entender en el mundo diplomático. Inglaterra, que en cuestiones internacionales es la única nación que hace una política seria y provechosa -dígase lo que se quiera- obrando con toda la sagacidad necesaria y preveyendo las contingencias que podría acarrear en el porvenir la cuestión marroquí, a cambio de ciertas beneficiosas concesiones, declinó en Francia toda la responsabilidad en el asunto [...]

3. Diario La Lucha (Girona) [1905, 12 enero]

El telégrafo ha dado sumaria cuenta de la carta dirigida al ministro del interior en Rusia, principe Mirsky, por el principe Trubetkoi, presiente del "Zemstvo" de Moscou. El documento es más importante y terminante de lo que se suponia..., Rusia atraviesa en estos momentos una época de anarquía y revolución. Lo que ahora ocurre no es solamente manifestación de una efervescencia juvenil, sino más bien el resultado lógico de la situación general en que la sociedad se encuentra hoy. El actual estado de cosas es sumamente peligroso para la sociedad entera, y singularmente amenazador para la sagrada persona del soberano..., he tratado de hacer comprender al emperador que cuanto actualmente ocurre no es un simple motín, sino una Revolución [...]